Nos enfrentamos a él sin haber probado antes ningún otro dispositivo de este tipo pero siendo voraces consumidores del formato papel, al que planteamos como un rival de mucha altura que, de momento, sigue siendo el ganador. ¿Mantendrá su puesto tras la comparativa?
iLiber, especificaciones
El iLiber mantiene las características de muchos de los modelos de libros electrónicos, marcadas por las especificaciones que ofrecen las pantallas de tinta electrónica de E-Ink. Por tanto, nos encontramos con una pantalla de 6 pulgadas, con una resolución de 800 × 600 píxeles, 170 dpi y, en este caso, 8 niveles de gris, que consiguen mejorar la calidad de la visualización.
Para el almacenamiento, incluye 512 MB de memoria interna, aunque podemos añadirle hasta 4 GB más mediante una tarjeta SD convencional. Sorprende especialmente el reducido peso del lector, solo 190 gramos, que lo hacen muy ligero y fácil de transportar.
Es una de las ideas del iLiber, que lo podamos llevar en el bolso o en una mochila sin problemas y sin tener que utilizar una funda. Es por esto que la pintura que han utilizado es más resistente que la de otros dispositivos y no se raya con el uso.
iLiber, su uso
Manejarnos con el iLiber no tiene ningún problema. Una vez encendido (un proceso algo lento, unos 20 segundos si no recuerdo mal), solo nos tenemos que mover por la lista de ficheros que nos aparece para seleccionar el libro que queremos leer y tenerlo a nuestra disposición en pantalla.
El iLiber recuerda por que página íbamos, por tanto tenemos un punto de libro automático. Pero también podemos añadir otros adicionales desde el menú, simplemente pulsando el botón central.
Los controles se han simplificado mucho, realizándose casi todas las funciones desde la rueda frontal, que no es otra cosa que un pad direccional y un botón central. Con ellos nos moveremos por las listas de ficheros y también por el libro y los menús. Resulta difícil perderse ahí.
La única pega a ponerle es que al simplificarlo tanto algunas opciones requieren un mayor esfuerzo, por ejemplo el saltar a una página en concreto, pues no disponemos, como en el Papyre que estuvimos probando, de teclas para introducir ese número de página. Pero son funciones auxiliares que tampoco usaremos mucho.
iLiber, calidad de lectura
Pero lo que más nos importa en un dispositivo como este es que la lectura se pueda comparar con la de un libro convencional. Y desde luego la calidad de la pantalla lo consigue, ofreciendo una experiencia muy similar a la del papel convencional y que nos ha convencido enseguida.
No hay problema para leer en cualquier lado, incluso bajo la luz directa del sol, pues al no estar retroiluminada y ofrecer muy buen contraste la visualización es siempre igual. Así que por este lado saca muy buena nota. El hecho de que podamos hacer zoom del texto ayudará a que incluso aquellos con problemas de visión lo puedan leer perfectamente.
Eso sí, en los niveles más altos de zoom tendremos que estar pasando página continuamente, pero eso resulta inevitable con ese tamaño de pantalla. Este paso de página puede ser el punto que más discrepancias cree, pues para muchos resulta algo lento, aunque es intrínseco a este tipo de tecnología de tinta electrónica, al menos en su estado actual.
Por lo demás no se le puede poner ningún pero al dispositivo como lector.
iLiber, compatibilidad de formatos
De nada sirve un lector de este tipo si no tenemos ficheros que leer en él. Por ello, el iLiber es compatible con los formatos PDF, EPUB, FB2, TXT, RTF, HTML y CHM. Como el TXT y el RTF suponemos que no ofrecen problemas, el PDF era el que más nos interesaba probar.
Por ello, hemos realizado pruebas con dos ficheros distintos en este formato: una novela y un libro técnico. La novela, el Código da Vinci, estaba formateada para imprimirse en DIN A4, mientras el libro tenía un tamaño un poco inferior. Y en el caso de la novela el resultado ha sido perfecto.
El texto se ajusta perfectamente a la pantalla, podemos realizar zoom en él,... En el caso del libro técnico, uno sobre desarrollo en Drupal, el resultado también ha sido muy bueno, con el único problema de que las imágenes incrustadas aparecían ligeramente descolocadas de sitio, situándose al final de la página. Nada grave siempre que lo tengamos en cuenta.
Y hablando de imágenes, los cómics son otro de los contenidos que iLiber quiere que se consuma en él. Y tras hacer algunas pruebas con diferentes cómics, por ejemplo uno de Ironman y uno de Sin City, el resultado, sin ser excelente, es bastante bueno. Y eso que no estaban diseñados para un lector como este.
De hecho, eran ficheros PDF convencionales y en color, por lo que la calidad del resultado es más que aceptable. Unido a su compatibilidad con Unicode, que permite leer, por ejemplo, textos en japonés viendo los símbolos originales acen muy atractivo para geeks y techies.
iLiber, conclusiones
Como dispositivo lector de libros el iLiber se ha comportado muy bien, con las limitaciones de esta tecnología y de unos controles muy simplificados. Su buena compatibilidad y el hecho de que desde iLiber estén preparando interesantes novedades para próximas versiones del firmware lo hacen bastante atractivo, junto a un precio ajustado, 250 euros, pero que esperemos que en un futuro se reduzca aún más.
Ahora bien, los libros electrónicos no conseguirán un público masivo hasta que la gran mayoría de editoriales entiendan este mercado y se metan en él, lanzando las novedades tanto en formato papel como en formato electrónico. Con la plataforma Mi eLibro que ofrece el fabricante estos está un poco más cerca.
De hecho, están en conversaciones con varias editoriales para publicar próximamente diversas obras. Lo mejor de todo es que, al contrario que en otros modelos de distribución, ellos entienden que el precio no puede ser el mismo en la versión electrónica que la de papel.
Por eso, los libros electrónicos que están disponibles en la tienda tienen un precio más bajo que la versión de papel. En cuanto una mayoría de editoriales se sumen a proyectos como este, el consumo de libros electrónicos se disparará. Y es que, particularmente, prefiero pagar un coste reducido por un libro original (siempre que esté bien maquetado, sea más barato que en papel y resulte sencillo el proceso de compra) que ponerme a bucear por Internet para encontrar alguna versión de la que el autor no verá ni un céntimo.
fuente: xataka
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